Los ataques rebeldes a puertos petroleros de Yemen hacen temer una escalada
Dos meses después del final de la tregua en Yemen, los ataques de los rebeldes hutíes contra varios terminales petroleros hacen temer una nueva escalada en un país devastado por ocho años de guerra.
El movimiento rebelde, cercano a Irán, reivindicó ataques con drones que impidieron a los buques petroleros atracar en los puertos controlados por el gobierno, cuyas fuerzas cuentan con el apoyo de una coalición militar dirigida por Arabia Saudita.
Esos ataques se produjeron cuando la ONU sigue intentando, de momento en vano, reactivar una tregua que duró de abril a octubre.
El asunto de fondo es la exigencia de los rebeldes de que el gobierno pague a los militares y funcionarios jubilados que se encuentran en las zonas de las que se apoderaron en estos ocho años de guerra, incluyendo la capital del país, Saná.
El objetivo de los hutíes es por tanto "presionar para que se satisfagan sus demandas", explica a AFP Ahmed Nagi, investigador del centro de reflexión Malcolm H. Kerr Carnegie Middle East Center, con sede en Beirut.
Según este especialista de Yemen, los últimos ataques ilustran "la amplitud de los desafíos económicos" que afrontan los rebeldes en los territorios bajo su control. Lo que de paso desplaza el debate "del reparto del poder al reparto de los recursos".
Según el Banco Central de Adén (sur), la capital provisional en la que se encuentra el gobierno, las exportaciones de petróleo generaron alrededor de 1.400 millones de dólares el año pasado.
El país más pobre de la península arábiga produce cerca de 80.000 barriles diarios, que en su mayoría se exportan para cubrir un 70% de los gastos del gobierno.
El conflicto ha provocado una de las mayores crisis humanitarias del mundo, además de haber dejado cientos de miles de muertos y obligado a millones a abandonar sus hogares, según la ONU.
- "Chantaje" al gobierno -
Desde el final de la tregua en octubre, los hutíes dijeron haber lanzado tres ataques contra puertos petroleros.
Ataques que "minan los esfuerzos de paz", advirtió a mitad de noviembre Rashad al Alimi, al frente de un consejo presidencial que representa el poder, en un encuentro con embajadores occidentales.
Rashad al Alimi lamentó el impacto de esos ataques en una economía ya de por sí devastada, y advirtió de las "repercusiones humanitarias catastróficas" que tendría una caída de los recursos financieros del Estado yemenita.
Alrededor del 80% de la población, que suma un total de 30 millones de habitantes, depende actualmente de la ayuda humanitaria para sobrevivir. Y buena parte de ellos están en una situación cercana a la hambruna.
Según Maged al Madhaji, investigador del Sanaa Center for Strategic Studies, los hutíes están "chantajeando" al gobierno.
"Quieren una parte de los recursos sin hacer concesiones", asevera.
No obstante, advierte que "atacar los puertos es una apuesta arriesgada, que podría empujar al gobierno a adoptar reacciones extremas".
A fines de noviembre, el enviado de la ONU para Yemen, Hans Grundberg, criticó los ataques de los hutíes, que "privan al gobierno yemenita de su principal fuente de ingresos" y "afectan al bienestar del conjunto de la población".
Estos ataques podrían además desencadenar una "escalada militar y económica", advirtió el diplomático sueco ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
Para la investigadora Elisabeth Kendall, de la Universidad de Cambridge, los rebeldes llevan ventaja, pese a ser militarmente más débiles que las fuerzas de la coalición.
"Tienen poco que perder y mucho que ganar si siguen peleando para obtener nuevas concesiones", destacó esta especialista de Yemen.
Según ella, los hutíes están tomando los puertos petroleros como rehenes para obtener una "recompensa".
N.Sabharwal--BD