Los desplazados de RD Congo tienen poco que celebrar esta Navidad
Pocas personas en los enormes campos de desplazados al norte de Goma, en la República Democrática del Congo, disfrutan de las fiestas y celebraciones que suelen reservar para la Navidad.
Cientos de miles de personas han huido de un avance de rebeldes del movimiento M23 que han tomado grandes extensiones de territorio en los últimos meses, con numerosos desplazados instalados en refugios improvisados cerca de Goma.
Las condiciones en estos asentamientos informales que bordean la carretera son extremas.
Los más afortunados duermen en el piso de escuelas e iglesias, pero otros han tenido que armar chozas con palos y lona.
El hambre es rampante y la falta de higiene ha provocado una explosión de casos de cólera.
"No puedo celebrar porque no tengo nada que comer", dijo Olive Pandezi, de 35 años, con un rosario en las manos mientras camina hacia su choza improvisada en Kanyaruchinya, una colina cercana a Goma repleta de desplazados.
El sentimiento es común. Justine Muhindo, de 25 años y madre de tres hijos, contó: "Estamos celebrando con angustia por la guerra y el hambre".
Su vecina Sifa contó que en su aldea natal, un grupo de mujeres juntaba dinero para sacrificar una vaca en Navidad.
"Esto ya no se hará", admite esta madre de cuatro hijos en vísperas de Navidad. "¿Cómo vamos a celebrar sin comida ni ropa?".
Al menos 510.000 personas han sido desplazadas en la zona Rutshuru de la provincia de Kivu Norte desde marzo cuando estalló el conflicto entre el M23 y el ejército congolés, dijo esta semana la agencia humanitaria de la ONU, OCHA.
De ellos, unos 233.000 se han refugiado en zonas de Nyiragongo, al norte de Goma.
La oenegé Save the Children dijo el jueves que en dos semanas registró más de 973 casos de cólera en Nyiragongo.
- "Estamos vivos" -
El M23, un grupo encabezado por la etnia tutsi, se reactivó en 2021 y ha avanzado por Kivu Norte, llegando a pocos kilómetros de Goma.
Pese a las dificultades que enfrentan las personas tras el paso del grupo, muchos se mantienen estoicos.
Una mujer mayor en Kanyaruchinya que se identificó como Nyiranzabimana dijo a AFP que no sabe dónde obtendrá su próxima comida, pero que agradece haber salido con vida.
"Nuestra celebración es ver que estamos vivos", declaró.
En vísperas de Navidad, grupos locales de ayuda se organizaron con voluntarios vestidos con gorros de Santa para repartir comida y juguetes a los niños.
Camille Ntoto, quien dirige uno de esos grupos, recordó que la Navidad es para que todos celebren.
"Una de las cosas que podemos hacer es mostrar amor, generosidad, compasión unos a otros", expresó.
Josephine Riziki, una desplazada de Kanyaruchinya, admitió que la ayuda navideña puso una sonrisa en el rostro de las personas.
"Por la gracia de Dios, hay benefactores que pensaron en nosotros", señaló.
Otra desplazada, Furaha Ndahorutari, coincidió en que la Navidad marcha bien "porque los niños han comido".
Pero destacó la necesidad de encontrar una solución de largo plazo. "Estamos sufriendo enormemente y necesitamos ayuda".
A.Krishnamurthy--BD