Muere en Afganistán un exsoldado soviético que permaneció en el país tras la invasión
Un exsoldado soviético, que decidió quedarse en Afganistán cuando el Ejército Rojo se retiró tras una década de ocupación, en 1989, ha muerto, informaron las autoridades el miércoles.
Bakhretdin Khakimov, de unos 60 años y conocido como Sheikh Abdulá tras convertirse al islam, falleció en Herat (oeste), envenenado con monóxido de carbono por una fuga en un calentador.
"Murió por inhalar el gas que sale de los calefactores", declaró a la AFP Ahmad Shah Mushfiq, jefe del departamento forense de Herat, añadiendo que no había circunstancias sospechosas.
El portavoz del gobierno, Zabihulá Mujahid, dio el pésame a la familia de Abdulá. "Llegó a Afganistán con las antiguas fuerzas soviéticas y fue hecho prisionero", indicó Mujahid en un tuit. "Más tarde se hizo musulmán, se casó aquí y vivió en Herat", añadió.
Abdulá era oficial del ala de inteligencia militar del ejército soviético, que ocupó Afganistán durante 10 años desde 1979.
Fue herido en combate hacia 1985, en la cabeza, según explicó él mismo a la AFP en una entrevista, en 2015.
Dijo que le debía la vida a sus enemigos afganos, que lo encontraron y lo trataron.
"Me siento muy avergonzado porque dañé a este país y causé pérdidas a la gente", dijo entonces.
"Me quedé en Afganistán porque los afganos son gente muy amable y hospitalaria", afirmó.
En sus últimos años, Abdulá, barbudo y vestido habitualmente con el atuendo tradicional afgano, trabajó en un museo de Herat y también como curandero.
"Era un buen hombre, un buen musulmán", afirmó a la AFP su amigo Saeed Ghulam Hassan.
Tras invadir el país en la Nochebuena de 1979, el Ejército Rojo se retiró una década más tarde, después de haber perdido casi 15.000 soldados luchando contra las fuerzas muyahidines apoyadas por Occidente.
Ello precipitó una guerra civil que dio origen a los talibanes y a su primera etapa en el poder, de 1996 a 2001.
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C.F.Salvi--BD