El doloroso recuerdo del bombardeo de la estación ferroviaria de Kramatorsk, en Ucrania
En la ciudad ucraniana de Kramatorsk nadie olvidó la tragedia de la estación de trenes, donde el 8 de abril de 2022 un misil mató a más de 60 personas, pero los dolorosos recuerdos de ese funesto día permanecen bajo un manto de silencio.
El edificio de ladrillo rojo y líneas horizontales se sitúa al final de una populosa avenida.
Frente a la entrada, una locomotora de los años 1940 recuerda la infraestructura ferroviaria del Donbás, una región minera del este de Ucrania parcialmente ocupada por separatistas prorrusos desde 2014.
El 8 de abril, miles de civiles --4.000 según las autoridades-- acudieron a esta estación para salir de la región, amenazada por una ofensiva de las tropas rusas.
Pero a las 10H30, un misil Tochka-U, que según los expertos tenía bombas de racimo, alcanzó el edificio. Al menos 61 personas murieron y más de 160 resultaron heridas, según el ayuntamiento.
El bombardeo de la estación de Kramatorsk es uno de la larga lista de crímenes de guerra que se le atribuyen a Rusia desde el inicio del conflicto.
Sin embargo, poco o nada recuerda la magnitud del drama que aquí tuvo lugar. En el suelo, a la derecha del andén principal, aún se puede ver el impacto de la bomba. Ahí murieron la mayoría de las víctimas.
En las rejas cuelgan varios peluches que recuerdan a los siete niños que murieron. Justo al lado, una discreta estela de granito reza: "Aquí se erigirá un monumento en memoria de las víctimas del 8 de abril de 2022".
Ese día, al llegar a la estación poco después del bombardeo, un equipo de la AFP vio al menos 30 cuerpos en bolsas negras, aceras manchadas de sangre, maletas abandonadas y comida esparcida por los andenes.
La estación de Kramatorsk reabrió en octubre, seis meses después del ataque. La jefa, una pequeña mujer de pelo corto y moreno, rechaza cualquier entrevista.
"¿Qué quieren que les cuente? Cuerpos despedazados, sangre, gritos, ¡era horrible, horrible! ¡Váyanse!", gritó cuando la AFP intentó acercarse a ella en julio.
Alrededor del edificio, los vendedores del mercado y los taxistas tampoco quieren hablar. "No nos hace bien recordar", explica Alexandre, quien vende frutas y verduras en la plaza de la estación desde hace 20 años.
- "Horrible olor a sangre" -
En su despacho del cuartel de bomberos, el teniente coronel Mykola Byba acepta hablar a regañadientes. "Es doloroso", justifica.
Desde el bombardeo, Byba evita la zona de la estación. "Esa mañana, fui ahí temprano con dos de mis hombres para organizar las operaciones de evacuación y después regresé al cuartel", relata.
"Me acuerdo de la primera explosión, muy fuerte, y después de una segunda, más ensordecedora", continúa.
Cuando se enteró, Byba acudió a la estación lo más rápido que pudo.
"Cuando llegamos, nos dimos cuenta de inmediato de la magnitud de la tragedia. Fueron escenas terribles. Pero lo que más recuerdo es el horrible olor a sangre, muy fuerte. Muy, muy fuerte", dice.
Los bomberos trataron de apagar los vagones en llamas y atender a los heridos. "Estaban muriendo delante de nuestros ojos", rememora.
Según Anton Malinsky, un funcionario municipal, los civiles que habían acudido a la estación venían de toda la región.
Unas 80.000 personas fueron evacuadas desde esta ciudad desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero, hasta el día del ataque, según el ayuntamiento.
"Estaba a unos metros frente a la estación. La explosión fue tan fuerte que algunas personas empezaron a sangrar por la nariz", cuenta Malinsky, que trata de no recordar ese día para evitar "hacerse daño".
- Tragedias diarias -
Natalya Slobodyan acepta hablar en una cafetería cercana que reabrió hace algunos días.
El frente se alejó de Kramatorsk desde que Ucrania lanzó una contraofensiva en otoño, aunque aún hay bombardeos.
"La gente regresa, la vida vuelve a su curso, el ánimo mejora", sonríe esta voluntaria de 36 años y madre de tres hijos.
Pero su cara se vuelve seria a medida que recuerda el día del bombardeo. Slobodyan perdió a una de sus mejores amigas en el ataque, pero prefirió mencionar el hecho al final de la conversación.
Ella, cuenta, se salvó. Ese día, debía recoger un cargamento de medicinas en la estación para su trabajo de voluntaria.
"A veces la vida te da señales. Los niños lloraban y el coche no prendió (...) Por eso, en el momento de la explosión, un ruido que siempre estará grabado en mis oídos, aún estaba en casa", relata.
Slobodyan decidió sin embargo acudir al lugar. "La primera cosa que vi era un niño muerto. Y después el caos en todos lados", recuerda.
Pero Kramatorsk quiere pensar en el presente y el futuro.
"Nos ocuparemos del pasado después de la guerra", expresa Andrei Bessonny, alcalde adjunto de Kramatorsk.
"Por supuesto, hay que rendir homenaje a las víctimas. Y sí, es el peor desastre que ha visto la ciudad dado el número de víctimas. Pero seguimos, esto no acaba. Es todos los días: Járkov, Mariúpol, Bajmut, Izium... Los rusos ya destruyeron la mitad del país", explica con amargor.
- Misiles Tochka-U -
Autoridades ucranianas e internacionales prometieron que los autores del ataque deben rendir cuentas por ese "crimen de guerra".
En octubre pasado, con motivo de los seis meses del bombardeo, la red de investigadores independientes Centro de Resiliencia de Información (CIR) publicó una investigación a fondo basada en fuentes abiertas, cruzando videos, mensajes en redes sociales e imágenes de satélite.
"La evidencia recogida y verificada por los investigadores de CIR apuntan a Rusia como el probable responsable del ataque con misiles a la estación de Kramatorsk", concluye el informe.
La CIR identificó tres sitios de disparo situados en territorio ocupado y calcula que el misil habría sido lanzado desde de Shakhtne, al este de la ciudad de Donetsk.
Los investigadores tuvieron "suerte" por el gran número de videos y mensajes publicados la víspera y el día del drama, explicó a AFP Pierre Vaux, uno de los autores del informe.
Entre los mensajes había una alerta el 7 de abril de separatistas prorrusos sobre evacuaciones ferroviarias y un anuncio el día 8 del ministerio ruso de Defensa sobre "ataques precisos de misiles" contra varias estaciones de la región, donde "tropas ucranianas" estarían llegando.
Moscú negó ser responsable del ataque a Kramatorsk, al afirmar que no tiene los misiles Tochka-U utilizados, y denunció una "provocación" ucraniana.
Una inscripción en ruso "para nuestro niños", expresión recurrente de los separatistas prorrusos, apareció escrita en los restos del misil en el sitio, constató en su momento un equipo de AFP.
Nunca se publicó una lista oficial de víctimas y la mayoría de las familias se fueron de la región o no hablan del asunto.
Los muertos eran "maestros, bibliotecarios, adolescentes o niños con sus madres", escribió el periodista Olexiy Ladyka, del diario local Kramatorsk Post, quien encontró casi 30 víctimas y erigió un monumento en línea.
"Las autoridades locales no tenían los nombres, los soldados no nos dijeron nada, los buscamos nosotros mismos, revisando redes sociales, activando nuestras fuentes", comentó a AFP.
Su memorial tiene 26 nombres, fotos y algunos párrafos que resumen las vidas extinguidas por un misil.
R.Prakash--BD