La difícil misión de recuperar cuerpos de soldados en el este de Ucrania
Oleksi Yukov y su ejército de voluntarios trabajan para recuperar los cuerpos de los soldados muertos en los combates en Ucrania, una misión delicada y peligrosa.
Ese día caminan por una calle desierta de Dolina, 25 kilómetros al noreste de Sloviansk, en la región de Donetsk, en el este de Ucrania. Hace unos meses hubo allí intensos combates entre ucranianos y rusos, antes de que éstos se retiraran a finales del verano.
El cuerpo de un soldado ruso, descubierto hace poco por los lugareños, yace en el sótano de una pequeña casa, abandonado tras la retirada de las tropas de Moscú.
Oleksi indica a los voluntarios por dónde avanzar ya que, en las zonas liberadas, las minas, los artefactos sin estallar y las armas trampa todavía pueden causar víctimas.
Resultó gravemente herido en septiembre, mientras recogía el cuerpo de un soldado ucraniano. Oyó el chasquido de una mina al pisarla y saltó de costado, pero no lo suficientemente rápido como para salir ileso.
Perdió un ojo en la explosión y su pierna fue acribillada con 18 fragmentos de metal.
Pero la herida no lo mantuvo alejado de las zonas de combate por mucho tiempo. Tres semanas después regresó en muletas.
"No hay tiempo que perder. Los animales y la naturaleza consumen los cuerpos. Si no nos damos prisa no podremos llevar a todos nuestros soldados a casa", indica.
Puso en marcha su organización en Sloviansk a principios de 2010, con la idea de encontrar restos de soldados muertos en las dos guerras mundiales.
Pero, impulsado por el conflicto en curso en la región desde 2014, ahora busca cuerpos de soldados ucranianos o rusos, un proyecto llamado Tulipán negro.
Conoce muy bien el momento de tensión cuando el cuerpo está allí, ante los ojos, pero hay que tomar precauciones importantes para evitar ser sorprendido.
"Miramos bajo nuestros pies y levantamos la mano si vemos algo sospechoso", explica a cuatro de sus hombres delante de la casa devastada en la que se encuentra el cuerpo.
"Antes de asegurarnos que todo está bien, nadie avanza", subraya.
- Intercambio de cuerpos de soldados rusos y ucranianos -
Los equipos de remoción de minas ya pasaron por la casa y sus alrededores, pero sigue existiendo el riesgo de un explosivo debajo del cuerpo.
Antes de levantarlo, un voluntario se encarga de atar con correas los restos. Luego todo el equipo se acerca atravesando los escombros de ladrillos y trozos de madera.
"¡Uno, dos, tres!", ordena Oleksi y sus hombres tiran con fuerza de las correas. "¡Alto!", grita con la mirada concentrada. Todos esperan silenciosamente un posible ruido sospechoso que revele un peligro.
Una vez confirmado que no hay riesgo alguno, el equipo de Tulipán Negro lleva el cuerpo fuera de la casa.
Oleksi busca cualquier pista -una cruz, un anillo, un reloj- que pueda ayudar a determinar la identidad del soldado muerto. "Tratamos a todos los muertos de la misma manera", asegura.
Señala que recuperar los cuerpos de los soldados rusos es "crucial", ya que podrían luego intercambiarse por los de los ucranianos caídos en las zonas bajo ocupación rusa.
En la perspectiva de tal operación, "es importante encontrar documentos de identidad", insiste Artur Simeiko, de 26 años. "Eso nos motiva", añade.
Después de haber cerrado la bolsa, el joven voluntario anota en ella la cifra "298", es decir, el número de cuerpos de soldados rusos encontrados por el equipo desde abril.
Desde la llegada del invierno, el suelo congelado dificulta las operaciones de desminado pero no merma la motivación de Oleksi y de sus hombres.
Para el hermano de Artur, Andri, de 21 años, cada misión es una fuente de orgullo. "No tenemos miedo de los cuerpos. Ya están muertos, no nos harán nada", afirma.
Una vez embarcados los restos, se dirigen a un nuevo sitio donde se encontró otro cuerpo, pero esta vez también hay granadas y minas antipersonales.
D.Jayaraman--BD