El abrazo ucraniano en la frontera estadounidense
Oleksii Yeromin conoce las dificultades de emigrar y de recomenzar. Cinco años atrás decidió dejar Ucrania para recomenzar una vida en Estados Unidos y ahora, cuando la guerra expulsa a quienes lo acogieron, él decidió ser un abrazo fraterno en momentos inciertos.
"¿Ves esta línea? ¡Ven! Esta es la última línea que tendrás que cruzar, y estarás en Estados Unidos", les dice Oleksii a cada uno de los migrantes ucranianos que atraviesan la puerta oeste de migración en la frontera entre México y Estados Unidos.
Con un sombrero y una bandera de Ucrania, este hombre de 43 años es el primer rostro que varios ucranianos vieron apenas cruzaron la frontera.
Yeromin escribió en el piso, con cinta roja, "USA" [Estados Unidos de América, en inglés], junto con líneas horizontales, para marcar el último paso que miles de migrantes hacían luego de atravesar varias ciudades en su huida desde una Ucrania acechada por la invasión rusa.
"Ucrania me recibió, y ahora Ucrania me necesita", dice Yeromin, quien es oriundo de Uzbekistán, y emigró hace varios años a Ucrania, donde se casó y tuvo dos hijas. Hace cinco años decidió irse a Chicago en busca de un mejor futuro, y se reunió con su esposa e hijas esta semana en la frontera terrestre entre México y Estados Unidos, debido al avance de la guerra.
"Sin familia, nada importa", dice Yeromin, con los ojos rojos, probablemente por el cansancio de no haber dormido más de cuatro horas por noch,e según cuenta.
hasta 100.000 refugiados ucranianos.
"Es lo mínimo que podemos hacer. El viaje es largo, ellos necesitan un abrazo", dice Y
Incluso luego de recibir a su familia, el pintor de oficio decidió quedarse en la puerta oeste.
Su hija mayor, Katarina, de 13 años, no habla inglés, pero ayuda en el centro de atención que ha sido instalado como parte de un operativo masivo puesto en práctica para atender a los ucranianos que huyen de la guerra y buscan reiniciar la vida en Estados Unidos luego de que Washington anunciara la flexibilización de sus políticas migratorias para recibir
eromin.
"Estoy muy feliz de ver a mi papá y de poder ayudar", cuenta Katarina con ayuda de Gisele, su nueva amiga e intérprete. Enseguida, le acerca una batería de teléfono a un joven, y le ofrece chupetas a una niña.
"Estoy emocionada, realmente me siento afortunada y necesito contribuir", agrega la adolescente con una sonrisa tímida.
"Lo lograron, llegaron aquí, ¡vengan!", dice Yeromin a pocos metros, y abraza a otro recién llegado.
N.Sabharwal--BD