El acceso de Bachelet a la región china de Xinjiang bajo escrutinio al iniciar su viaje
China calificó la misión de la jefa de derechos humanos de la ONU como una oportunidad para "aclarar desinformaciones" antes de su visita a la región de Xinjiang, donde miembros de la minoría uigur advirtieron que podría convertirse en una maniobra de relaciones públicas de Pekín.
Los uigures reclamaron firmeza a la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en su visita a la región occidental de Xinjiang, donde dicen enfrentar una persecusión que legisladores de Estados Unidos y otros países califican como "genocidio".
Con su viaje de seis días, la expresidenta chilena es la primera responsable de derechos humanos de la ONU en acudir desde 2005 al gigante asiático.
En un encuentro con Bachelet el lunes en Cantón, el ministro chino de Relaciones Exteriores Wang Yi "expresó la esperanza de que esta visita ayude a reforzar la comprensión y la cooperación y a aclarar la desinformación", indicó su despacho en una nota.
El texto no hizo referencia a Xinjiang, una región remota donde el Partido Comunista está acusado de retener a un millón de uigures y otras personas de minorías musulmanas, algo que Pekín describe como "la mentira del siglo".
Pero Nursimangul Abdureshid, una uigur radicada en Turquía, comentó: "No tengo mucha esperanza de que su visita traiga cambios".
"Les pido que visiten a las víctimas, como mi familia, no las escenas preparadas por el gobierno chino", declaró a AFP.
"Si el equipo de la ONU no tiene acceso ilimitado en Xinjiang, no podré aceptar sus informes", agregó.
Bachelet visitará entre el martes y el miércoles las ciudades de Urumqi y Khashgar en Xinjiang.
"Espero que pueda preguntar al gobierno chino sobre el paradero de mi madre", dijo Jevlan Shirement, un uigur de 31 años exiliado en Turquía que hace cuatro años que no sabe de su progenitora.
- Temas "importantes y delicados" -
La capital regional Urumqi, con una población de cuatro millones, acoge los principales órganos de gobierno que habrían organizado esta campaña que China describe como enfocada contra el extremismo religioso.
También es hogar de una importante comunidad uigur y fue escenario de choques étnicos en 2009 y de dos ataques terroristas en 2014.
Por su parte, Kashgar, con 700.000 habitantes, yace en la cuna de la comunidad uigur en el sur de Xinjiang.
Antigua etapa en la Ruta de la Seda, esta ciudad ha sido escenario principal de la campaña de Pekín según activistas e investigadores, que acusan a las autoridades de rellenar este centro cultural de alta tecnología de seguridad mientras derrumba casas de uigures y lugares religiosos.
Las afueras de ambas ciudades están repletas de lo que se creen campos de detención, parte de una amplia red de instalaciones que se han construido recientemente por todo el país.
Oenegés han expresado preocupación de que las autoridades chinas impidan a Bachelet realizar una investigación exhaustiva de las presuntas vulneraciones de derechos y Estados Unidos mostró su inquietud por la falta de garantías previas sobre qué podría visitar.
"Nos preocupa mucho que esta visita traiga pocos beneficios para víctimas y activistas a un costo político muy alto", declaró Raphael David, del International Service for Human Rights.
"Bachelet tiene que entender que está en juego la confianza mundial en la ONU y la capacidad de su propia oficina de responder a una crisis de derechos humanos en una potencia mundial", agregó David
En Cantón, donde se reunió con Wang Yi, Bachelet aseguró que discutirá "algunos temas muy importantes y delicados". "Espero que esto nos ayude a crear confianza", dijo.
La chilena también mantuvo encuentros telemáticos con los titulares de unas 70 misiones extranjeras en China, según fuentes diplomáticas, que dijeron que les dio garantías de su acceso a centros de detención y defensores de las libertades.
La oficina de la Alta Comisionada informó también de reuniones con organizaciones de la sociedad civil, representantes empresariales y académicos.
Además de detenciones masivas, investigadores y activistas denuncian que las autoridades chinas han desplegado una campaña de trabajos forzados, esterilización de mujeres y destrucción del legado cultural uigur en Xinjiang.
Los miembros exiliados de esta comunidad han celebrado manifestaciones en semanas recientes presionando a Bachelet para que visite a sus familiares detenidos en la región.
Al iniciar la visita de Bachelet, documentos filtrados el martes por un consorcio de medios mostraron miles de fotografías del sistema de encarcelamiento masivo de Xinjiang, incluyendo rostros de uigures detenidos.
La más joven tenía solo 15 años al momento de su detención, según los documentos.
A.Zacharia--BD