Rusófilos celebran a Putin en Bulgaria
La guerra en Ucrania no desmoronó las convicciones de los rusófilos búlgaros, que se reunieron el domingo en el centro del país en un ambiente festivo con canciones, banderas rusas y camisetas con la efigie de Putin.
En este Estado que se unió a la OTAN en 2004 y a la UE en 2007, muchos habitantes, nostálgicos del régimen comunista, siguen mirando hacia el Este.
Hristo Ganev, conductor de 60 años, llegó al lugar a primera hora de la mañana. En los puestos que venden todo tipo de productos a la gloria de Rusia -desde gorras hasta tazas de té- compró una camiseta con la "Z" usado como identificación por las tropas rusas en su ofensiva en Ucrania y un dibujo de un soldado armado hasta los dientes.
"Sin Rusia, Bulgaria no existiría", explica a AFP, en referencia a la guerra ruso-turca de 1877-1878, que puso fin a cinco siglos de dominio otomano.
Casado con una rusa que conoció cuando trabajaba en Siberia a finales de los años ochenta, este hombre defiende la política del presidente Vladimir Putin, convencido de que "combate el nazismo".
Se declara incluso "favorable a una guerra nuclear, si ese es el precio que hay que pagar para liberarse de la dominación estadounidense".
Esta fiesta se celebra generalmente en el lago Koprinka. Pero este año, la alcaldesa del municipio, Galina Stoïanova, se negó a acoger el evento debido al contexto internacional.
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Los participantes se reunieron entonces a media hora en coche desde allí, en un lugar montañoso con vistas a la ciudad de Kalofer.
"Es la única reunión libre en el mundo", se felicita Nikolai Malinov, responsable de un partido que reúne a los rusófilos búlgaros.
Él trabaja para una asociación international, idea aprobada según él por el jefe de la diplomacia rusa Serguei Lavrov, con quien se reunió en persona a comienzos de septiembre en Moscú.
Acusado en 2019 de espionaje en favor de Moscú, fue condecorado el mismo año con la Orden de la Amistad por Vladimir Putin.
"Para los búlgaros, amar a Rusia es como amar a su hermana o a su madre", dijo el domingo, aplaudido por la multitud.
Entre los que acudieron a la manifestación, figura el presidente de una formación de la juventud comunista, Gueorgui Ivanov, de 17 años. Envuelto en una bandera en honor de Stalin afirma "apreciar los regímenes autoritarios porque garantizan la unidad sin preocuparse por las minorías étnicas y sexuales".
A su lado, Veneta, una mujer de setenta años y que no quiso dar su apellido, lleva una pancarta que defiende los "referendos" de anexión a Rusia realizados en cuatro regiones ucranianas, deseando la misma suerte a Bulgaria.
Los dos países comparten lenguas similares, el alfabeto cirílico y el cristianismo ortodoxo. Bajo la dictadura comunista, Sofía era considerada la aliada más fiel de Moscú.
Casi la mitad de los búlgaros siguen opinando que Rusia no es responsable de la situación actual y muchos se oponen al suministro de armas a Kiev, según una encuesta del Eurobarómetro de abril.
F.Prabhu--BD