Los drones iraníes llevan el miedo al puerto ucraniano de Odesa
Despertada por un rugido en el cielo, Marina Kondratieva corrió a esconder a sus hijos en el sótano. En Odesa, los drones iraníes utilizados por Rusia contra Ucrania vuelven a infundir temor, aunque su eficacia sea limitada.
"Ahora entiendo que todo puede cambiar en cinco minutos", afirma esta residente de un barrio acomodado de la ciudad, con una terraza frente al mar Negro.
Desde su regreso de Chipre, donde ella y sus dos hijos de 5 y 6 años se refugiaron durante tres meses en casa de sus suegros, Marina había empezado a recuperar la esperanza.
Odesa parecía a salvo del apetito ruso. Esta capital del suroeste y puerto principal de la zona fue blanco prioritario de Moscú a inicios del conflicto, sin conseguir acercarse.
Los sacos de arena y puestos de control que estropeaban la ciudad vieja fueron eliminados en su mayoría. Los atentados son menos frecuentes y la contraofensiva ucraniana en el noreste, que ha sido más lenta en el sur, dio esperanzas a la población.
Pero el sábado temprano, un "zumbido en la casa" volvió a sumergir a Marina en el corazón del conflicto. Un video filmado por su esposo y enviado a AFP muestra un dron volando imperturbable a pesar de los fuertes disparos.
Estos aparatos han tenido un papel importante desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero, en operaciones de reconocimiento, lanzamiento de misiles o de bombas.
Ucrania también ha recurrido a los drones. La población adora a los Bayraktar TB2, drones turcos que han realizado numerosos ataques contra los rusos.
Kiev también ha obtenido dispositivos kamikaze estadounidenses, los Switchblade, cuyas cámaras de abordo hicieron las delicias del público este verano cuando los mostraron estrellándose contra un enemigo sorprendido.
El ejército ruso, por su parte, ha perdido muchos drones desde que comenzó la guerra. Su industria, golpeada por las sanciones internacionales, tiene dificultades para fabricarlos.
Por ello Moscú recurrió a Irán para importar y desplegar en Ucrania sus Mohajer-6, un aparato de observación y ataque, y los Shahed-136 (Mártir-136), pequeños drones kamikaze de muy largo alcance (2.500 km), "probablemente implicados en ataques en Oriente Medio", según Londres.
- Eficacia "muy baja" -
En respuesta, Ucrania redujo "significativamente" la presencia diplomática de Irán y retiró la acreditación de su embajador.
Desde el 13 de septiembre, cuando Kiev derribó su primer dron iraní, se han avistado unas "dos docenas" de aparatos en el sur de Ucrania, la mitad de los cuales han sido neutralizados, dijo a AFP la portavoz militar Natalia Goumeniouk.
Los Shahed "son muy difíciles de detectar porque vuelan muy bajo, pero hacen mucho ruido, como una motosierra", lo que significa que se les puede oír a distancia, comentó. Su eficacia también es "muy baja", por lo que su función es hacer "presión psicológica sobre la población".
"La industria de defensa iraní tiende a privilegiar lo barato en detrimento del control de calidad, por lo que sus sistemas suelen tener un índice de fallos bastante elevado", explicó Jeremy Binnie, analista del centro de investigación británico Janes.
Los objetivos de los Shahed están bloqueados por GPS y su carga explosiva es "relativamente débil", indicó, por lo que requiere de coordenadas muy precisas y una inteligencia militar confiable detrás de las líneas ucranianas, algo que los rusos no han tenido hasta ahora, agregó.
"Por el momento, los drones iraníes no tendrán un impacto importante en la guerra", concluyó Binnie.
Sin embargo, no se puede decir lo mismo con respecto al ánimo de la población ucraniana.
Irina Korochenkaia, de 57 años, se trasladó a Odesa para buscar algo de tranquilidad. Originaria de Mikolaiv, a dos horas de distancia, donde los ataques rusos son cotidianos, ella dice que fue "lanzada contra un garaje" por la explosión de una bomba en abril.
Al amanecer del domingo, escuchó una alarma antiaérea, luego dos explosiones antes de ver un dron desde su balcón sobre un edificio de 23 plantas, seguido de "otra explosión" y una "gran nube de humo", recuerda.
Esta ex ejecutiva actualmente desempleada se pregunta: "¿Qué pasará ahora? ¿Odesa seguirá a salvo?".
M.Arya--BD