En Kupiansk, la contraofensiva ucraniana como un desafío a los planes de anexión de Rusia
Rusia se prepara para anexionar pedazos de territorio del este y del sur de Ucrania, pero en Kupiansk, en el noreste, las tropas ucranianas siguen repeliendo a su adversario, amenazando incluso los ejes de abastecimiento.
Moscú pretende incorporar este viernes cuatro regiones de Ucrania, pero la de Járkov, uno de los primeros objetivos de la invasión, sigue resistiéndose a los objetivos del Kremlin, cuyas tropas han tenido que retirarse a raíz de una contraofensiva lanzada por Kiev a principios de septiembre.
Una operación que continúa con la toma de la ciudad de Kupiansk, a orillas del río Oskil, constataron el jueves periodistas de la AFP.
Tanques y carros blindados ucranianos maniobraban libremente por la ciudad industrial, que hasta hace poco constituía un punto neurálgico de la logística rusa.
La ciudad alberga un puente que cruza el río Oskil, hoy gravemente dañado, y una línea ferroviaria que se utiliza para abastecer a las tropas rusas.
"Se trata de un importante nudo ferroviario que se conecta con la región de Lugansk y, después, con la red ferroviaria rusa", confirmó el nuevo jefe de la administración militar de Kupiansk, Andrii Kanashevich. "Para ellos [los rusos], era importante controlarla", añadió.
Las fuerzas rusas intentaron conservar Kupiansk a pesar de que su frente en el exterior cayera cerca de Járkov y a su catastrófica retirada por el noreste de Ucrania, dejando tras de sí un reguero de tanques dañados.
- Ni agua ni gas ni electricidad -
El 19 de septiembre, la ribera oeste ya estaba en manos de los ucranianos, pero en la margen oriental todavía estaba teniendo lugar un importante duelo de artillería por su control.
El jueves, por primera vez, la seguridad en Kupiansk era lo suficientemente fuerte como para que un equipo de bomberos y voluntarios pudieran repartir paquetes de comida a través del puente en ruinas.
Un cadáver con uniforme militar ruso yacía cerca de allí, bajo un enjambre de moscas. Los médicos, en tanto, transportaban a enfermos y heridos hacia el oeste, en camillas.
"Es un [automóvil modelo] Lada Kalina para su madre", comentó, bromeando, uno de los voluntarios ucranianos, aludiendo a las compensaciones que Moscú ha ofrecido a las familias de los militares muertos.
Solo se puede utilizar la vía reservada a los peatones que recorre el puente y hacen falta unas veinte personas para pasar de mano en mano los 2.000 paquetes de racionamiento suministrados por el Reino Unido. Desde ahí, se cargan en un camión y luego se distribuyen por las zonas reconquistadas hace poco.
Sin embargo, debe haber al menos un pontón en otro tramo del Oskil, escondido de los periodistas y de los drones rusos, porque las tropas ucranianas de la orilla este están equipadas con vehículos pesados.
Allí hay desplegados tanques con infantería y, pese a la llegada ocasional de obuses, la amplia zona urbana se mantiene segura.
La batalla ha provocado cortes de agua y de electricidad y muchos civiles se fueron, dejando a Kupiansk con entre un 10 y un 15% de la población que tenía antes de la guerra (27.000 habitantes), según una estimación de Kanashevich.
El martes, las fuerzas rusas seguían presentes en la zona industrial de Kupiansk-Vuzlovii, a cinco kilómetros más al sur.
Los civiles, apenas empiezan a salir a la calle. "Fue verdaderamente muy duro. Estábamos aterrados... sin agua, sin electricidad, sin gas, sin conexión móvil", contó Liudmila Nagaitseva, de 52 años.
- "Como la cárcel" -
Un anciano salió titubeando y gritando. Al poco, sus rodillas cedieron y el hombre cayó al suelo, y un médico corrió hacia él para atenderle.
La rapidez con la que Kupiansk cayó en los primeros días de la invasión iniciada en febrero alimentó las sospechas de que parte de la población rusófona de la región estaba a favor de Moscú.
La mayoría de los habitantes con los que habló la AFP parecían aliviados de que las tropas ucranianas hubieran liberado la ciudad, y algunos se mostraban locos de alegría.
Maxim Korolevski, un empresario de 30 años, aseguró que la ciudad fue traicionada.
Según él, "200 chicos de la zona" se presentaron en el centro de reclutamiento en el primer día de la invasión rusa, el 24 de febrero, y les dijeron que volvieran al día siguiente.
"Pero el 25 de febrero, ya estaban aquí los tanques rusos con sus banderas y sus soldados. ¿Qué podíamos hacer? Nada", señaló, acusando al exalcalde de la localidad, Guennadi Matsegora (prorruso).
"Cualquier opinión pro-Ucrania era castigada por Rusia", explicó, mencionando registros y amenazas. "Siete meses de ocupación que fueron como la cárcel".
Hoy, los soldados rusos y sus banderas han dejado Kupiansk, pero sus huellas todavía se ven aquí y allá, como el símbolo "Z", pintado en vehículos destruidos. Al lado, hay cadáveres hinchados que todavía calzan botas militares.
R.Prakash--BD