"Hicimos lo que teníamos que hacer", defiende Junqueras sobre el desafío independentista catalán
Oriol Junqueras no oculta su orgullo cuando habla del referéndum de autodeterminación del 1 de octubre de 2017. Aquel pulso prohibido al Estado español no trajo la independencia a Cataluña y le llevó a la cárcel, pero piensa que el movimiento acabará triunfando pese a sus profundas fracturas.
"Nosotros hicimos lo que teníamos que hacer", asegura a la AFP quien fuera vicepresidente del gobierno regional que lideraba Carles Puigdemont. "Lo que tenemos que hacer ahora es ser democráticamente aún más fuertes", explica este doctor en historia de 53 años, para contrarrestar así lo que califica como "capacidad represiva del Estado".
El independentismo, sin embargo, llega profundamente dividido al quinto aniversario del referéndum, con el gobierno de coalición que preside Pere Aragonès --del partido Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), como Junqueras-- a punto de romperse, enfrentado por la estrategia a seguir tras el clímax de 2017.
"Hubiese sido mucho mejor, y más bonito, ganar aún más (...), haber podido hablar con más gente, convencer a más gente", indica sobre lo que considera "el principal error" de un movimiento que llegó a contar con el 49% de los catalanes a favor de la independencia en octubre de 2017, según el Centro de Estudios de Opinión, un órgano público regional.
Ahora ese apoyo ha descendido al 41% y, para ampliar esa base, Junqueras apuesta con fuerza por la mesa de diálogo emprendida con el gobierno español, considerada una pérdida de tiempo por los sectores más radicales del secesionismo, que le acusan de haberse desviado del camino recto hacia la independencia.
Pero a este católico devoto, a los mandos de ERC desde 2011, no le afectan las críticas.
"[Estoy] profundamente orgulloso de todo lo que hemos hecho, de todo nuestro compromiso, de haber sido capaces de convocar, organizar y celebrar un referéndum de autodeterminación", afirma. "Profundamente orgulloso de haber contribuido a sembrar la que sin duda es la semilla de todas las victorias democráticas que se producirán en el futuro", agrega.
- Prisión -
En aquel otoño convulso de hace cinco años el pulso separatista alcanzó unos límites desconocidos en esta dinámica región de 7,7 millones de habitantes en el noreste español.
Pilotado por Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, el gobierno regional celebró el referéndum en una tensa jornada marcada por las cargas policiales para impedirlo, y el parlamento catalán llegó incluso a declarar una independencia fallida semanas después, pero Madrid intervino su autonomía y cesó de inmediato a sus líderes.
A los pocos días, Junqueras fue arrestado junto a otros integrantes de su gobierno. Para entonces, el expresidente Puigdemont ya había huido a Bélgica, donde todavía sigue, pero este separatista nunca contempló esa opción.
"Estaba convencido que mi obligación era estar tan cerca como fuese posible de mis conciudadanos, y al mismo tiempo entiendo perfectamente que hubiese otras personas que optasen por el exilio", explica Junqueras, cuya inhabilitación le ha impedido retomar su trabajo de profesor universitario.
El Tribunal Supremo le condenó a 13 años de cárcel por sedición y malversación, la mayor pena, de los que cumplió más de tres, hasta el indulto concedido el año pasado por parte del gobierno central del socialista Pedro Sánchez a los nueve independentistas presos.
"El hecho de haber pasado por la cárcel no solo nos ha hecho más fuertes en todos los sentidos", explica sobre un periodo en el que dice haber conocido a gente más honrada que algunos de fuera, con los que sigue manteniendo contacto.
"Además ha facilitado que se abran muchas puertas en la comunidad internacional que antes era más difícil que se abriesen y por lo tanto en este sentido, el paso por la cárcel también ha sido una inversión muy provechosa", asegura.
Junqueras hace referencia a resoluciones como el reciente dictamen del Comité de Derechos Humanos de la ONU, que consideró que España había vulnerado los derechos políticos de varios líderes independentistas al suspenderlos de sus cargos.
En pleno pulso con el Estado español los apoyos internacionales fueron, sin embargo, escasos, aunque Junqueras sigue convencido de que un día verá una Cataluña independiente y aceptada.
"La comunidad internacional ha reconocido el nacimiento de muchos Estados y lo ha hecho en muchas ocasiones después de asegurar que nunca lo haría", asegura.
L.Apte--BD