Ucranianos hábiles y creativos acuden en ayuda de su ejército
Una ametralladora pesada va a ser montada en una camioneta militar para convertirse en un sistema antidrones artesanal. En la ciudad industrial de Kryvyi Rig, en el sur de Ucrania, se unen creatividad y pericia para ayudar al ejército ucraniano.
El prototipo, ubicado sobre unas tablas, es mostrado a la AFP en el taller de un civil. Ha sido confeccionado por un metalúrgico del lugar que, a cambio de un modesto salario, pone su destreza al servicio de la causa nacional: derrotar al enemigo ruso.
En Kryvyi Rig, ciudad industrial a pocos kilómetros del frente sur, "tenemos la competencia y el material, y no nos faltan ideas", asegura Serguéi Bondarenko, un directivo local de defensa territorial ucraniana, en el origen del proyecto.
El prototipo creado no tiene nada de revolucionario, pero hasta ahora no existía nada similar en el arsenal ucraniano, que mayoritariamente data de la época soviética, cuando la existencia de drones pertenecía al ámbito de la ciencia ficción, según explica.
"Hubo problemas que no esperábamos", asegura Bondarenko, de 39 años, que dice pelear desde 2014 contra las tropas rusas.
Desde hace varias semanas, Rusia lanza ataques con drones kamikazes iraníes en las principales ciudades del sur, en especial en Kryvyi Rig, sobre todo de noche o al alba, aterrorizando a la población.
- "Hecho a mano" -
"El comandante de la brigada me dijo: 'Necesitamos una solución. Hay metralletas, eso es todo'", dice Bondarenko, antiguo ingeniero.
Como la ametralladora pesada puede alcanzar objetivos a seis kilómetros de distancia --mucho más que la altura a la que vuelan los drones-- el militar espera que suplirá a los fusiles antidrones y otros sistemas de defensa aérea de precios prohibitivos, de los que carece su unidad.
En Ucrania, "gusta mucho lo hecho a mano", explica. "Podemos fabricar 'motanka' (muñecas de trapo) o ametralladoras. Podemos hacer 'rvyshyvankas' (bordados), cantar bellas canciones. Y matar a cientos de rusos".
Ievguen, de nombre de código "Barsuk", conduce un camión Mercedes todoterreno, viejo de al menos 30 años, sobre el que se ha añadido un sistema artesanal de lanzacohetes múltiple.
Los cuatro tubos de esta arma proceden de los Grad rusos destruidos por el ejército ucraniano. Una pequeña viga sirve de torreta. Y los cohetes son a veces italianos, a veces checos, según los suministros.
- Unidos con los "defensores" -
"Hacemos cosas con lo que tenemos", asegura Barsuk, un coloso de dos metros, que participó en su confección. "Si no contamos con nosotros mismos, nadie nos va a ayudar" dice.
Desde la invasión rusa del 24 de febrero, toda Ucrania está unida con sus "defensores". Los particulares donan coches y salarios, algunas empresas sus beneficios, sus camiones, que luego aparecen camuflados o militarizados.
Los "vehículos modificados ucranianos" no tienen un "impacto decisivo" en el conflicto pero permiten "acosar a los rusos", lo que es importante, estima Pierre Grasser, investigador asociado al laboratorio Sirice-Sorbonne en París. "Generan simpatía, exhiben la movilización de todo un país".
Vitali Brizgalov se ha lanzado a la construcción de pequeños vehículos ('buggies') para el ejército. En su pequeño garaje, una decena de obreros ensamblan chasis, y trabajan en los motores.
Unos 30 'buggies' producidos aquí ya están en los combates. El coste total de estos autos, cuyo motor procede de los antiguos Lada, es de unos 2.000 dólares, cuando un vehículo civil de este tipo cuesta hasta diez veces más.
Siempre hábiles, los militares sueldan luego los lanzamisiles sobre estos vehículos, según muestra Brizgalov en su teléfono. "Hago lo que sea para ayudar a los nuestros a ganar (...) Incluso si hay gente que debe morir" del lado ruso. "Desde que ha empezado la guerra, me he endurecido", admite.
G.Vaidya--BD