En la ciudad ucraniana de Bajmut, los civiles temen los avances rusos
Las tropas rusas sufren reveses en varios frentes en Ucrania, pero desde agosto, avanzan poco a poco hacia Bajmut, una ciudad en el este del país donde la población sobrevive como puede.
Rimma Tsykalenko, de 65 años, está determinada en cruzar el río para cobrar su pensión mensual. Una tarea difícil, ya que el puente fue bombardeado para frenar la ofensiva rusa y que ella se desplaza en silla de ruedas.
Pero Tsykalenko cuenta con la ayuda de sus vecinos. Olexandre Valy, un obrero jubilado de 67 años, observa cómo la llevan a pie por la empinada orilla hasta el borde del río. "¡No lo va lograr!", les grita.
"¡Ya lo hicimos antes!", le replica un hombre, que sujeta a la mujer sobre una pasarela improvisada.
En la otra orilla del río, columnas de humo se elevan en el cielo por disparos de proyectiles. Las ametralladoras también resuenan en el este de esta localidad ucraniana.
En el lado oeste, relativamente más seguro, los edificios están destruidos y los cristales rotos cubren las calles junto a los escombros. En el cielo, los proyectiles obligan a los transeúntes a refugiarse.
Pero un grupo de civiles trata de transportar agua y alimentos a través del puente destruido.
En el sur, los separatistas prorrusos que luchan junto a las tropas de Moscú reivindicaron la toma de tres pueblos: Otradovka, Veselaya Dolina y Zaitsevo.
- "Todas las noches" -
Controlar Bajmut, una ciudad con 70.000 habitantes antes de la guerra, sería una victoria para Moscú tras semanas de reveses en el norte y el sur del país.
Las tropas ucranianas aún controlan la localidad, pero los ciudadanos temen la llegada de las fuerzas rusas en el este de la ciudad, incluido mercenarios del grupo Wagner.
"Mi barrio de origen es el de Zabakhmutka. Desde hace dos meses, no he podido volver a mi casa", cuenta Edvard Skoryk, un voluntario de 29 años, señalando el otro lado del río.
"Esta parte de la ciudad ha sido gravemente afectada, la parte oriental. Hay peleas callejeras todas las noches", dice a la AFP.
Edvard distribuye pan a los civiles que cruzan el río. Algunos de ellos transportan bidones de agua de 20 litros en carritos.
El joven tiene también otra misión: evacuar a los habitantes vulnerables de los apartamentos dañados por los proyectiles.
- "¿Cómo podemos irnos?" -
Edvard se sube a una furgoneta blanca y se pone en marcha. La mayoría de las carreteras están bloqueadas por obstáculos antitanque, lo que le obliga a serpentear por patios y callejones.
"Genia, ya estoy en Bajmut. Si están de acuerdo para irse ahora, puedo ir por ellos", dice por teléfono.
En un edificio de nueve pisos de un barrio residencial del centro, sube las escaleras hasta el departamento de un anciano.
Debido a los bombardeos, Ivan Soloviankov, de 90 años, no ha podido salir de Bajmut. Edvard lo llevará hasta Dnipró, desde donde podrá tomar un tren hacia Járkov.
Los que han decidido quedarse tratan de hacer acopio de las escasas provisiones.
"A veces disparan muy cerca, junto a esta tienda, justo por encima de nuestras cabezas, y la metralla mezclada con la tierra vuela por todas partes", dice Igor Maksimenko, cargando agua.
"Pero seguimos llevando todo esto. ¿Cómo podemos irnos? ¿Adónde? ¿Con quién nos quedaremos?", pregunta.
B.Chakrabarti--BD