El partido de Puigdemont decide salir del gobierno independentista de Cataluña
Cataluña volvió a sumirse en la incertidumbre política este viernes después de que el partido del expresidente Carles Puigdemont decidiera salir de la coalición independentista que gobierna esta región del noreste español, escenario hace cinco años de un intento fallido de secesión.
Tras dos días de consulta, el 55,73% de los militantes de Junts votaron que su partido "no" continúe formando parte de la coalición presidida por Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), frente al 42,39% que optó por el "sí", según los resultados provisionales facilitados por la formación.
Con el triunfo de la ruptura se impone la visión del fundador del partido, Carles Puigdemont, quien pese a residir en Bélgica desde 2017 para esquivar a la justicia española sigue manteniendo su influencia en el ala más radical del independentismo.
Desde Praga, donde asiste a una cumbre de dirigentes de la Unión Europea y de otros países del continente, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, aseguró abogar por la "estabilidad" del gobierno catalán en estos "momentos tan difíciles" para toda la sociedad.
Con Carles Puigdemont entonces a la cabeza, la coalición formada por Junts y ERC lideró el pulso secesionista catalán organizando un referéndum de autodeterminación en 2017, pese a la prohibición de la justicia española, seguido semanas después de una breve declaración de independencia.
Madrid reaccionó suspendiendo la autonomía de esta rica región de 7,7 millones de habitantes y sus líderes acabaron presos o huidos, con España inmersa en su peor crisis política desde el final de la dictadura franquista.
Pero, cinco años después, las divisiones en el separatismo son profundas, especialmente sobre qué estrategia adoptar ahora para lograr la independencia: mientras ERC impulsa con fuerza la negociación emprendida con el gobierno de Pedro Sánchez en Madrid, Junts la considera inútil y no renuncia a la vía unilateral.
"El gobierno de Pere Aragonès es un gobierno fracasado", lanzó la presidenta de Junts, Laura Borràs, tras consumarse la ruptura con ERC. "Un gobierno que ha perdido la legitimidad democrática y que ha priorizado pactos con el PSOE [Partido Socialista] en vez de priorizar los acuerdos que permitieron su propia investidura", agregó esta secesionista de línea dura, muy partidaria de la salida.
- Debilitado -
La decisión de Junts, sin embargo, no debe acabar con el ejecutivo catalán surgido de los comicios autonómicos del año pasado.
El presidente Pere Aragonès, que ya adelantó que no contemplaba convocar elecciones si sus socios salían del gobierno, deberá remodelar su equipo para gobernar en minoría.
Este nuevo escenario podría comportar un fortalecimiento de la colaboración entre el Partido Socialista de Sánchez y ERC, ahora también en el plano regional.
"Con los diputados que [ERC] tiene en el Parlamento [catalán] no puede gobernar (...) y necesita sí o sí el acuerdo con los socialistas", valoró Gabriel Colomé, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Sánchez, de su lado, reiteró desde Praga que su partido tiene "siempre tendida la mano en aras de ese diálogo por el reencuentro dentro de la sociedad catalana".
Es precisamente ese acercamiento el que disparó las fricciones entre los dos partidos hegemónicos del separatismo catalán, tradicionales rivales electorales devenidos en socios en plena escalada secesionista.
Estas tensiones, que ya ocasionaron el final prematuro del anterior gobierno de coalición liderado entonces por Junts, se hicieron insostenibles la semana pasada cuando la formación amenazó con solicitar una moción de confianza al presidente Aragonès, al considerar su ejecutivo poco comprometido con la independencia.
Airado por lo que consideró una deslealtad de sus socios, Aragonès cesó al día siguiente a su vicepresidente y máximo representante de Junts en el gobierno, Jordi Puigneró.
Con el partido profundamente dividido sobre qué rumbo tomar, Junts decidió entonces convocar la consulta a sus militantes y arrancó una campaña que agravó su división interna.
"Pase lo que pase (...) es una crisis que se cerrará en falso", consideró Colomé.
G.Tara--BD