La amenaza yihadista se perfila en la frontera entre Níger y Benín
"Vivimos con miedo", reconoce el pescador nigerino Mamane Sani Harouna mientras extiende sus redes en las aguas del río Níger, que marca la frontera con Benín, una zona hasta ahora a salvo de la violencia yihadista que corroe el país.
Pero en septiembre, hombres armados desplegaron el primer ataque contra un puesto aduanero en Malanville (noreste), la ciudad de Benín más cercana a Níger, y mataron a dos personas.
Mamane Sani Harouna, que vive a orillas del río, es categórico: "Los terroristas están en la frontera de los dos países y si son perseguidos en Benín, se replegarán a Níger".
En la otra orilla, el sol se refleja en los techos de las casas de Benín.
Escurriendo su camiseta empapada de sudor, el pescador advierte: "Son estas aguas las que hay que vigilar, pueden facilitar la infiltración de terroristas y, por aquí, hay muchas zonas boscosas" que pueden servir de refugio.
Assimou Abarchi, prefecto de Gaya en la región de Dosso, limítrofe con Benín y Nigeria, reconoce que "el desafío de seguridad está aquí, la amenaza es real". "Pero hasta ahora, gracias a Dios, dormimos bien, nos despertamos bien", afirma a la AFP.
"Por el momento está tranquila, hay solo pequeños bandidos que roban nuestros animales para revenderlos a los carniceros", dice Mariama, sosteniendo una calabaza con la cabeza, mientras parte para vender leche a Benín por el puente sobre el río Níger.
Hasta ahora, Dosso ha estado a salvo de la violencia atribuida a grupos armados afiliados a Al Qaida o Estado Islámico (EI) que han causado cientos de muertes en las regiones vecinas de Tillaberi y Tahoua (oeste), cercanas a Malí y Burkina Faso.
Los ataques yihadistas llevaron a los transportistas nigerinos a evitar las carreteras hacia el puerto de Abiyán (Costa de Marfil) o Lomé (Togo) a través de Burkina Faso y aprovechar el corredor de Dosso para ir a recoger la carga al puerto de Cotonú en Benín, según los sindicatos.
"A causa de la crisis de seguridad, uno de nuestros corredores Lomé-Burkina-Niamey está casi desierto de camiones y esto constituye un freno para la recaudación de ingresos", confirmó el ministro nigerino de Finanzas, Ahmad Jidoud.
- Corredor logístico de yihadistas -
Visitando Gaya a principios de semana, el presidente del país Mohamed Bazoum se mostró inquieto por una eventual degradación de la seguridad en la zona.
A título preventivo, el gobernante nigerino prometió crear un batallón militar en Gaya "dotado de todos los medios" para vigilar los 266 km de frontera entre Níger y Benín.
"Benín es un socio estratégico para Níger", aseguró.
"Cuando sabemos de las actividades de estas fuerzas (yihadistas) y su voluntad de abrir frentes en el otro lado, estamos advertidos de que hay que prevenir" y "desplegarnos" en esta frontera, dijo el jefe de Estado ante los comandantes de las Fuerzas de Defensa y Seguridad (FDS) de Dosso.
El desafío es mayor dada la alianza de Níger con China para construir un oleoducto gigante, el mayor de África, para empezar a exportar en julio de 2023 su petróleo a través de Benín y así compensar las pérdidas de los ingresos generados por la caída del precio del uranio, del que es gran productor.
Níger y Benín firmaron a mediados de julio "un acuerdo" para luchar contra "el terrorismo" que prevé un intercambio de inteligencia y operaciones militares conjuntas.
El presidente Bazoum lamentó que la región de Dosso sea usada como corredor de "avituallamiento de carburante y logística de los terroristas" en Malí, con ayuda de motos y piraguas, y pidió a las fuerzas regulares "encontrar una buena respuesta" para "cortar" esta fuente.
"Los motociclistas se cuelan desde Nigeria hasta el norte de Malí y las piraguas implicadas en el contrabando están equipadas con potentes motores", dijo a la AFP un funcionario en Gaya.
Dosso dispone de un batallón especial de intervención con 500 hombres que fueron formados por las fuerzas francesas y disponen de furgonetas y armas pesadas proporcionadas por París.
C.Jaggi--BD