Prueba de fuego en el Parlamento para primera ministra británica Truss, que lucha por sobrevivir
La primera ministra británica Liz Truss, en lo más bajo de su popularidad, afronta este miércoles a los diputados por primera vez desde el humillante abandono de su programa económico, en una prueba de fuego para alguien que quiere permanecer en el poder cueste lo que cueste.
Se trata solamente de su tercera tradicional sesión de preguntas en el Parlamento, pero Truss se juega ya su supervivencia política en un ejercicio oratorio en el cual es mucho menos hábil que su antecesor Boris Johnson.
Rechazada por la opinión pública y cuestionada adentro de su propio Partido Conservador tras seis semanas en el poder, Truss ha visto como su autoridad se ha desmoronado.
Tras la reducción de impuestos no financiados, este miércoles es la perspectiva de una revisión inferior a la inflación para las jubilaciones lo que provoca la ira y ocupa la portadas de la prensa británica.
La inflación se aceleró en septiembre a 10,1% interanual, su nivel más alto en 40 años.
Según el diario Daily Telegraph, "ya se prepara una rebelión en las filas conservadoras". The Times habla de su lado de una "revuelta", aunque juzga poco probable que se tome una decisión tan impopular.
"Este gobierno da la prioridad a los más vulnerables al mismo tiempo que aporta estabilidad económica y conduce hacia un crecimiento a largo plazo deseado por todos", quiso garantizar este miércoles por la mañana el nuevo ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, al reaccionar a la cifra de la inflación.
- Marcha atrás -
Para intentar calmar la tormenta económica y política, la jefa de gobierno, de 47 años, tuvo que dar marcha atrás en la casi totalidad de los masivos recortes de impuestos que había prometido en campaña durante el verano boreal.
Hunt advirtió que será necesario realizar ahorros en el gasto público.
Los mercados se mostraron más tranquilos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó el regreso a la "disciplina presupuestaria", en un momento en que acecha la recesión.
Pero muchos temen un regreso a la austeridad, como fue el caso durante la crisis financiera de 2008, que dio lugar a recortes drásticos en el presupuesto público y a un aumento del desempleo.
La sesión de preguntas en el Parlamento a las 11H00 GMT, será la primera intervención en público de Truss desde una entrevista con la BBC el lunes por la noche en la que lamentó sus "errores" y expresó su determinación de mantenerse en el cargo.
Pero, ¿está aún a tiempo Truss para enderezar la situación? Según un sondeo de YouGov, sólo uno de cada diez británicos y uno de cada cinco electores del Partido Conservador tiene una opinión favorable de Liz Truss. Y el 55% de los miembros del partido mayoritario estiman que tendría que renunciar, mientras que el 38% quieren que continúe en su cargo.
- Silencio -
La crisis remonta a la presentación a fines de septiembre de un paquete de medidas económicas de su ministro de Finanzas de entonces, Kwasi Kwarteng, constituido de recortes de impuestos masivos y un colosal apoyo a las facturas energéticas, dos cuestiones que hicieron temer un derrape en las cuentas públicas.
La libra cayó a su nivel más bajo histórico y los rendimientos de los bonos de Estado a largo plazo se habían disparado. El Banco de Inglaterra tuvo que intervenir para impedir que la situación no degenerara en una crisis financiera.
Nombrado a las apuradas el viernes, Jeremy Hunt anunció el lunes la marcha atrás de la casi totalidad de los recortes de impuestos presentados por su predecesor, lo que dio la impresión de que ahora el poder está más bien en sus manos y no en las de la jefa de gobierno.
Truss asistió en silencio a la presentación en el Parlamento por parte de Hunt de este humillante giro de 180 grados, y eligió hacerse representar por otra ministra, Penny Mordaunt, para hablar ante la oposición.
A dos años de las próximas elecciones parlamentarias, la oposición laborista aventaja claramente a los conservadores en los sondeos.
G.Radhakrishnan--BD