Tras la ocupación rusa, la carrera por reconstruir la ciudad ucraniana de Izium
La carretera que lleva a la ciudad ucraniana de Izium, que hace poco era conocida como la "autopista del infierno", podría ser como cualquiera en Europa, salvo por los tanques destruidos que aún la bordean tras siete meses de guerra.
La asfaltadora volvió a pavimentar la ruta y los cráteres provocados por las bombas ya fueron rellenados.
Un grupo de trabajadores con chalecos reflectores pintó líneas blancas en la calle para indicar a los coches donde es seguro pasar.
Cinco semanas después de la reconquista por Kiev de esta pequeña pero estratégica ciudad del este de Ucrania, empieza la carrera por la reconstrucción.
Un ejército de maquinaria se ocupa de reconstruir lo que queda de la infraestructura y de borrar lo antes posible cualquier señal de la ocupación rusa.
Algunos habitantes aprovechan lo que dejaron atrás las fuerzas rusas, como los restos de un puente movible que yace en el río Donets sobre un tanque, marcado con la letra "Z".
"Vamos a reciclar cada pieza, darle otra forma y usarla aquí o en otro lado donde lo necesitemos", señala el teniente Denys Ponomarenko, un ingeniero militar de 27 años.
En la entrada de la ciudad, un cartel con los colores de la bandera ucraniana reza: "¡Amigos, están libres!"
Poco a poco, la ciudad está saliendo de su aislamiento y tanto las carreteras como los trenes vuelven a funcionar. Hace unos días, se restableció parcialmente la red de telefonía móvil 4G.
Pero los servicios esenciales como el agua, el gas o la electricidad fueron destruidos, por lo que los habitantes aún dependen de la ayuda humanitaria, según Naciones Unidas.
Antes de la guerra, Izium tenía 46.000 habitantes. Hoy solo quedan entre 8.000 y 9.000.
- "Hacemos lo que podemos" -
Hace más de un mes, el 14 de septiembre, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski volvió a izar la bandera en la localidad. En la plaza central, una fila de personas espera la entrega de ayuda.
"Aparte de eso, no funciona nada", lamenta Ivan Zajarchenko, de 70 años, que espera que se restablezcan las líneas de autobuses para poder ir a que le revisen el marcapasos.
Cerca, un trabajador subido en una escalera clava tablas de madera en las ventanas de la iglesia, construida en 1648, el mismo año que la fortaleza de la ciudad.
"La restauración de la iglesia es el símbolo de la restauración de la ciudad", explica Semyon, el cura ortodoxo local, de 48 años.
Pero el resto de la ciudad aún está en ruinas.
"Tengo un poco de agua en mi casa, pero vivo en el tercer piso y la presión es muy baja. También tengo electricidad, pero no tenemos gas o calefacción y no sabemos si tendremos para el invierno", señala Nadiya Nesterenko, de 47 años.
"Mi hija vive encima de mí en el quinto piso y todavía tiene un misil atorado en el techo (...)", añade.
"Nadie ha venido para quitarlo. No vimos a nadie", lamenta.
El alcalde de Izium, Valery Marchenko, declaró a la AFP que las autoridades locales estaban centradas en reparar los departamentos dañados para poder "calentarlos este invierno".
Aunque reciben ayuda de "voluntarios", admitió que ningún trabajo de reconstrucción importante podría empezar antes de la primavera.
"Hacemos lo que podemos", insistió.
R.Altobelli--BD