La izquierda consigue mayoría por un escaño en legislativas de Dinamarca
El bloque de izquierdas de la primera ministra Mette Frederiksen obtuvo por un solo escaño la mayoría parlamentaria en las elecciones legislativas del martes en Dinamarca, aunque la dirigente socialdemócrata mantuvo la mano tendida hacia la oposición.
Después de una larga noche electoral que no se decidió hasta el recuento de los últimos votos, el bloque de cinco partidos de izquierda obtuvo 87 escaños en Dinamarca continental y tres en los territorios autónomos de islas Feroe y Groenlandia, alcanzando una mayoría de 90 de los 179 diputados del Parlamento.
Con 50 diputados y 27,5% de los votos (+1,6% respecto a 2019), los socialdemócratas se consolidan como primera fuerza, pero no quieren gobernar en solitario y multiplican los llamados en busca de socios incluso en el centro y la derecha.
"Hemos conseguido las mejores elecciones en más de 20 años", celebró Frederiksen ante sus seguidores.
El bloque de la derecha y la extrema derecha se quedó con 72 escaños más uno en islas Feroe, mientras que el nuevo partido centrista Los Moderados, que confiaba en ser árbitro parlamentario, se quedó con 16.
"Los resultados de las elecciones muestran que hay una nueva mayoría roja en el Parlamento", dijo Jakob Ellemann-Jensen, líder del Partido Liberal que forma una alianza informal con los conservadores.
La extrema derecha, dividida en tres partidos, acumula un 14,4% de los votos, pero el antaño influyente partido del Pueblo Danés se queda con solo 2,6% del voto y se ve superado por el nuevo partido Demócratas de Dinamarca, que consigue 14 diputados (8% de los votos).
Aunque no consigue convertirse en árbitro parlamentario, el líder de los Moderados, el ex primer ministro Lars Løkke Rasmussen, dijo que está dispuesto a discutir una participación en el gobierno.
El liberal Ellemann-Jensen, aun fracasando en su objetivo de ser primer ministro, también se mostró abierto a colaborar pero se mostró escéptico.
Frederiksen anunció que presentará el miércoles su dimisión a la reina, que deberá encargarle la formación de un nuevo gobierno.
- "La crisis de los visones" -
La líder socialdemócrata, que hasta ahora gobernaba en solitario, consideró que la elección "ha demostrado que ya no hay mayoría detrás del gobierno en su forma actual".
Desde el inicio de la campaña, Frederiksen multiplicó los llamados hacia el centro y la derecha para construir un gobierno más allá de los bloques habituales.
Las elecciones fueron convocadas después de la "crisis de los visones", un escándalo surgido durante la pandemia del covid cuando el gobierno decretó el sacrificio de millones de animales por temor a que propagaran el virus.
La decisión resultó ser ilegal y un partido minoritario del bloque de izquierdas amenazó a Frederiksen con hacer caer el gobierno si no convocaba unas nuevas elecciones.
La campaña estuvo dominada por temas como el clima, la inflación (la más alta desde hace 40 años) y una posible reforma del sistema de salud.
Este país nórdico defiende desde hace 20 años políticas muy restrictivas en materia de inmigración, una cuestión que habitualmente no da lugar a debates.
El actual gobierno defendió una política de "cero refugiados" y trabajó para instalar un centro de acogida en Ruanda para tramitar las solicitudes de asilo.
Pero el cambio climático es un asunto candente en este país de 5,9 millones de habitantes. El domingo, unas 50.000 personas, incluyendo la primera ministra, se congregaron en "La marcha del pueblo por el clima" en Copenhague.
La izquierda ha prometido una ley para proteger la biodiversidad y quiere crear un impuesto a las emisiones de carbono de la agricultura, una medida que apoyan otras formaciones.
Los comicios consiguieron una participación del 84,1% entre los 4,2 millones de electores, un ligero retroceso respecto al 84,6% de 2019.
G.Tara--BD