A orillas del río Dniéper en Jersón, ucranianos consiguen agua y telefonía móvil
Hay que bajar unos escalones, subir a un pontón y agacharse peligrosamente. Privados de agua desde hace varios días, los habitantes de Jersón, en el sur de Ucrania, sacan agua del río Dniéper que bordea la ciudad.
Antes de retirarse el 11 de noviembre de la ciudad que ocupaban desde hace ocho meses, las fuerzas rusas destruyeron las infraestructuras energéticas.
El 11 de noviembre el ejército ucraniano retomó Jersón, ciudad construida en la orilla derecha del ancho afluente, mientras que la margen izquierda continúa bajo control ruso.
"Hace una semana, el sistema de suministro de agua fue dañado. Desde entonces no tenemos electricidad ni agua, así que tomamos agua aquí para nuestras necesidades diarias", cuenta Tatiana, quien vino a pie con su hija e hijo pequeño.
Sacan varias grandes botellas plásticas de su carrito y las llenan con el agua del río, de color amarillento.
El pontón de hormigón es un poco alto. Hay que arrodillarse para alcanzar la superficie del río con la mano. Se trata de un ejercicio difícil, en especial para personas mayores.
Para llenar los recipientes, algunos utilizan un cubo, un embudo, un vaso plástico o incluso una jarra de leche sujetos con una cuerda.
"Han pasado cinco días sin agua y una semana sin electricidad. Yo sabía que podía pasar. Así que me abastecí de agua", dice Olga Genkulova, de 41 años, quien acaba de terminar su tarea y carga sus botellas en la cajuela de su vehículo.
En el estacionamiento frente al pontón, las idas y venidas son constantes.
Un hombre carga una decena de cilindros grandes en su camioneta. Utiliza el agua en el café-bar que administra y comparte con sus vecinos.
Para ofrecer agua potable, la ciudad puso depósitos a disposición.
Conocido por sus astilleros navales, Jersón (280.000 habitantes antes de la guerra) tiene un puerto fluvial y otro comercial.
- Puente destruido -
Un carguero está amarrado cerca del pontón donde llenan las botellas. Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, el 24 de febrero, el tráfico marítimo se detuvo en el Dniéper, que desemboca en el mar Negro.
Un poco más arriba, en la plaza de la Llama Eterna, monumento a los muertos de la Segunda Guerra Mundial, decenas de personas tienen los ojos pegados a sus teléfonos móviles.
Poco después de que Moscú capturara Jersón, los rusos cortaron su red telefónica.
Pero cerca del gran monumento que domina las aguas calmas del Dniéper y toda la margen izquierda del frente, es posible captar las redes móviles rusas, que no tienen nombres sino números: 2494 y 2596.
Vita Morzhiveska, de 55 años, tiene el teléfono pegado a la oreja y no para de hablar. A su lado, su esposo escucha la conversación que dura unos 15 minutos. Al otro lado de la línea están sus hijos.
"Ellos están en Crimea", la península anexionada por Moscú en 2014, explica la mujer.
"Ellos se fueron al inicio de la guerra, en abril (...). Quisieron volver en agosto pero no pudieron. Estaban a punto de cruzar el puente Antonov pero estaba destruido", agregó.
El puente Antonov cruza el río Dniéper, al noreste de la ciudad.
Alcanzado por cohetes ucranianos cuando estaba bajo control ruso, estos últimos volaron parte del puente en la orilla derecha justo antes de retirarse de la ciudad.
El puente, último antes del mar Negro, conducía a la ciudad de Olechky, a 5 km, todavía ocupada por los rusos.
El lunes por la tarde, una columna de humo negro se veía desde la ciudad.
Probablemente era el resultado del fuego de la artillería ucraniana que se escucha regularmente en los alrededores de Jersón y que apunta a las posiciones rusas.
P.Raval--BD